En la práctica clínica me oriento por el psicoanálisis. ¿Qué significa esto? Esencialmente, que apuesto al poder de las palabras para aliviar y resolver los problemas psicológicos que traen a una persona a consulta. Un elemento fundamental del psicoanálisis es la hipótesis del inconsciente: esta asume que desconocemos, pues están al margen de nuestra conciencia, los determinantes que están causando nuestro sufrimiento e infelicidad. Estos factores desconocidos para nosotros pueden tener que ver con nuestra infancia, la educación recibida, el entorno, ciertas experiencias vividas, etc. Conversando en sesión se pretende hallarlos y analizar su importancia, asociando unos elementos del discurso con otros, de manera que se alcance un mayor grado de conocimiento sobre uno mismo y los demás, también sobre las ideas, razonamientos y dogmas que rigen nuestra vida. Para esto es necesario que quien consulta me cuente lo que le pasa con la mayor libertad posible, y que yo haga las preguntas e interpretaciones adecuadas.
No le digo al paciente lo que tiene que hacer, no mando tareas para casa ni doy consejos (salvo contadas excepciones); estoy en contra de las pautas, los tips y la “gestión emocional”, herramientas de una psicología de moda que no resuelven los problemas a largo plazo. El trabajo psicoanalítico tiene otro carácter, más profundo y ambicioso, que implica apertura, reflexión y búsqueda de conocimiento. No hay un tiempo predeterminado para ello: cada persona tiene sus ritmos, y los diferentes temas que vayan apareciendo durante el análisis marcarán el camino. La apuesta es que ya desde las primeras sesiones nos vayamos haciendo buenas preguntas, dando inicio a un proceso apasionante que verdaderamente puede cambiar la vida de quien llega aquí en busca de ayuda.
Le invito a visitar mi blog, donde podrá descubrir más sobre este marco teórico y mi manera de entender la clínica.
El encuadre son las reglas que ayudan a que la terapia sea eficaz y el proceso se lleve a cabo de la mejor manera. Si bien yo trabajo las particularidades “caso por caso”, como norma diría que las sesiones tienen lugar una o dos veces a la semana; su duración varía en función de lo conversado en cada ocasión, oscilando generalmente entre media hora y una hora. Las sesiones pueden ser presenciales en mi consultorio o en línea a través de llamada telefónica, de WhatsApp o Skype; ambas formas son igual de eficaces.
No trabajo con unos honorarios preestablecidos para todo el mundo, sino que trato de adaptarme a la situación y posibilidades de cada cual —el precio por sesión puede no ser el mismo para un estudiante que para una directora ejecutiva, por ejemplo. Debe tratarse de un costo significativo pero al mismo tiempo asumible para usted. Al igual que en otros aspectos del trabajo, se propone una lógica de caso por caso. Si lo desea, consulteme y lo conversamos en sesión.