Hola, estoy encantado de darle la bienvenida a mi página web. Quiero comenzar hablando de mi cometido profesional: si tuviera que definirlo de forma sencilla, diría que consiste en ayudar personas. Ayudarlas a disminuir su sufrimiento psíquico, a relacionarse con quienes le rodean de un modo distinto y, en definitiva, a transitar un poco mejor por esta vida. Para lograrlo, o al menos intentarlo de la mejor manera, estudié psicología y me formó como psicoanalista desde hace casi 10 años.

Los psicoanalistas nos distinguimos del resto de psicólogos y psicoterapeutas en que operamos allí donde ha fracasado la voluntad. Me explico: cuando uno tiene un problema, normalmente trata de resolverlo por sí mismo o busca algún apoyo para hacerlo; por ejemplo, lee un libro de autoayuda, pide consejo a una amiga o acude donde un psicólogo cognitivo-conductual para que le dé pautas. Por desgracia, en muchas ocasiones esos métodos voluntariosos no alcanzan. Es conveniente, en tal caso, acudir a un psicoanalista.

La empresa no es sencilla: no doy «tips» ni aplico tratamientos estándar para etiquetas diagnósticas sacadas del último DSM. No aplico soluciones universales, casi siempre engañosas, sino que acompaño al sujeto a que encuentre la solución en su propio discurso, en la singularidad de su propia existencia. Mi función es la de espejo que le permita ver allí donde no está pudiendo. Este trabajo exige escuchar minuciosamente la historia de quien consulta, la trama vital que compone su pasado, presente y futuro; es la única manera de que juntos podamos elaborar una salida particular a sus síntomas y padecimientos. Se trata de curar a través de la palabra (con intervenciones e interpretaciones) los problemas causados por las palabras y los actos de quienes nos rodearon (familia, amigos, escuela, etc.), y que tanta influencia ejercen en nosotros. Esta es una clínica que, basada en el rigor y la fundamentación teórica, le permitirá a quien la inicie formularse nuevas preguntas, hallar respuestas diferentes a las que siempre encontró y, al término de su proceso psicoterapéutico, sentir la alegría de estar vivo y en rumbo hacia las metas. Mi misión es acompañar a quien lo desee en este camino.

¡Nos vemos en terapia!